
El viaje fue incómodo y largo. Mis casi 190 cm de humanidad eran apreciados cuando jugaba al baloncesto con los amigos, pero en un autobús de línea regular y clase turista significaron una tortura para mis articulaciones. Recuerdo, además, algunos detalles desagradables del conductor, un tipo cargado de mal genio y mala educación hacia algunos de los viajeros. En fin, la parte terrestre de...